miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Raíz de los Estereotipos: el Pensamiento


Como hemos visto, “Para pensar en los incontables hechos, objetos y personas del mundo, utilizamos un sistema que simplifica las cosas. Creamos conceptos, es decir, agrupaciones mentales de objetos, hechos y personas similares.” (Myers 2005: 386) De esta manera, varios objetos o personas con características similares son agrupados y encasillados en nuestra mente. Todos los tipos de celulares ya sean grandes, pequeños, gruesos, delgados, muy modernos o una “roca” caben dentro de nuestro concepto de “celular” que hayamos formado.



Un modo de formar conceptos es mediante el desarrollo de prototipos, imágenes mentales o ejemplos que suelen incorporar todas las características que asociamos a una categoría. (Rosch, 1978) Esto va desde los animales (como los pájaros) y los objetos hasta las personas.
¿Cuál es el prototipo que tenemos sobre algunas personas? ¿Qué concepto recorre nuestra mente al referirnos a un estudiante de la facultad de ciencias? ¿De la de Arte? ¿Educación? Usualmente cuando alguien menciona a los de “ciencias” tiene en su cabeza el prototipo de una persona que reúna todas las características que se les atribuyen a estos particulares estudiantes. Una persona (usualmente un hombre debido a la escasa cantidad de mujeres) retraída, muy estudiosa, no muy hábil socializando, nos lo imaginamos tal vez incluso con un gran libro en el brazo, lentes gruesos, etc. Para la facultad de arte podríamos visualizar a una chica con ropas y peinado extravagantes, con un cigarro en la mano, hablando de manera relajada y medio perdida. Y así podríamos seguir y seguir con todas las facultades y los diferentes prototipos que forman nuestro pensamiento.


Pero no todos los estudiantes de estas facultades son iguales, más de una ves debemos haber hallado o conocido estudiantes de ciencias que son más “normales”, deportistas, sociables. Cuando algo fracasa en la compatibilidad con nuestro prototipo, nuestra clasificación se hace mucho más complicada.

Pero al tener este tipo de prototipos y estereotipos en la cabeza podríamos formar juicios y tomar decisiones equivocadas. Si alguien nos ofreciera presentarnos a sus amigos de ciencias para jugar un partido de fútbol, lo más probable es que, teniendo presente el estereotipo, declinemos la oferta con la idea de que nos aburriremos en sobremanera. En este caso estaríamos echando mano a la heurística de representatividad. Sin embargo, si analizamos las probabilidades reales de los estudiantes de ciencias que puedan jugar bien al fútbol nos daremos cuenta que son más de las que creíamos. Finalmente puedo decir por experiencia propia que, a pesar de la creencia popular, los de ciencias SI saben jugar bien al fútbol.


Alumno: Iván Adrian Vargas Párraga 20095288
Bibliografía:
Myers, D. (2005) Psicología (7º Edición). Buenos Aires:Editorial Méxicana Panamericana. Capítulo 10: El Pensamiento.

1 comentario:

  1. Iván interesante preocupación la tuya. Efectivamente yo diría en base a las interfacultades que los estudiantes de ciencias e ingeniería juegan bastante bien al fútbol.

    ResponderEliminar